jueves

Quitate el tabú de la masturbación.


Parece mentira que en pleno siglo XXI, cuando, en teoría, estamos tan “liberadas” y “liberados”, sigamos encontrando tantos prejuicios e ideas erróneas con respecto a la masturbación femenina.
Vamos a dedicar, por ello, unas líneas a hablar de esta práctica.
Muchas mujeres se encuentran preocupadas porque no llegan al orgasmo en sus relaciones eróticas.
Indagando un poquito más en la situación se suele descubrir que lo que ocurre realmente es que no consiguen alcanzar orgasmos durante el coito con su compañero, pero sí lo logran mediante la masturbación (en solitario o en compañía) u otras prácticas como el sexo oral.
Las féminas pueden fácilmente llegar al orgasmo por la masturbación pero, dada la concepción coitocéntrica de la sociedad actual, a muchas parejas no se les ha ocurrido siquiera intentar que ella llegue al orgasmo mediante alguna relación erótica que no fuera el coito.

Parece mentira que todavía tengamos que volver a un tema que los especialistas han descubierto hace tanto tiempo: que el coito por sí solo (la fricción del pene en la vagina) resulta un estímulo insuficiente para la obtención del orgasmo en la mayoría de las mujeres. Esto no quiere decir en absoluto que las mujeres “sean más lentas” o “estén menos preparadas para disfrutar”. Las mujeres tienen la misma capacidad para disfrutar que los hombres y también para tener orgasmos, pero los tienen más fácilmente con masturbación, con caricias en el clítoris, o con sexo oral, que con coito.

¿Por qué? Pues porque la estimulación del clítoris es sumamente importante en la obtención del placer y orgasmo femeninos. Igual que para la mayoría de los hombres la estimulación del pene suele tener importancia en la obtención de orgasmos. El problema es que en muchas ocasiones durante el coito se estimula el pene pero no se estimula el clítoris, ya que el glande del clítoris se encuentra fuera de la entrada vaginal.

Hay parejas que durante el coito también estimulan el clítoris femenino: mientras realizan el coito, él acaricia con su mano el clítoris de ella, o ella misma se acaricia el clítoris mientras realizan el coito. A veces, algunas mujeres estimulan su clítoris frotando su pubis con el pubis de él, y tienen orgasmo durante el coito, pero no debido al coito, sino que lo tienen porque se están frotando el clítoris con el pubis de él (típicamente, estas mujeres tienen más facilidad para tener su orgasmo, si se sitúan ellas encima del hombre en el coito, y así controlan los movimientos de su clítoris contra el pubis de él).
Es importante decir que sin el pene del varón en la vagina, si ellas hicieran los mismos movimientos de frotamiento contra el pubis de él, tendrían el orgasmo igual en la mayoría de los casos.
En definitiva, cuando las mujeres tienen un orgasmo durante el coito, en la mayoría de los casos no se debe al estímulo del varón en su vagina, sino a que se están estimulando de forma directa o indirecta el glande del clítoris. Según los estudios de Shere Hite (Informe Hite sobre Sexualidad Femenina), el 70% de las mujeres no tienen orgasmos durante el coito, aunque la mayoría pueden tenerlo fácilmente con otro tipo de relaciones eróticas (masturbación manual, masturbación oral, caricias en el clítoris…).

El 30% de las mujeres que tienen orgasmos durante el coito, lo tienen en la inmensa mayoría de los casos, por estimulación directa o indirecta del clítoris, no por la penetración en sí. Por tanto, el que una mujer no alcance el orgasmo durante el coito no significa que tenga algún trastorno, ni que sea “anormal” o “esté mal hecha”, sino que tal vez no reciba la estimulación que necesita.
Ignorancia y pornografía

Es tal la ignorancia sobre la masturbación femenina, y sobre la anatomía erógena de las mujeres, que a veces se usa la expresión “hacerse un dedo” para hablar de la masturbación en la mujer, cuando la inmensa mayoría de las mujeres no se masturba metiendo nada en su vagina (ni un dedo, ni un sustituto del pene, ni ningún tipo de objeto). La mayoría de las mujeres cuando se masturba hace simplemente lo que más placer le da: estimular el glande del clítoris, que por cierto, no está precisamente en la vagina.
Si esto es lo que hacen las mujeres cuando están solas para darse placer, ¿por qué ha de suponerse que en pareja van a disfrutar necesariamente más de la estimulación en su vagina? Todo esto, teniendo en cuenta que es posible aunar estimulaciones. La vagina, el clítoris y el conjunto de la vulva no es algo parcelado, puede estimularse conjuntamente.
La pornografía muestra frecuentemente a mujeres que se masturban metiendo algo en su vagina, y esto hace pensar a muchos hombres que esa es la práctica preferida de las mujeres (nada más lejos de la realidad).

La importancia de la masturbación

También hay muchas mujeres que tienen dificultades para alcanzar el orgasmo durante el coito, y tampoco han intentado nunca masturbarse.
Es importante que la mujer aprenda a conocer su propio cuerpo, sus genitales, que se observe en un espejo frecuentemente los mismos (los genitales femeninos son muy hermosos y limpios), que dedique tiempo a acariciarse a sí misma, a mimar tu cuerpo sin castigarlo con dietas estrictas o comparaciones con modelos de belleza irreales... y esto, de paso, supondrá la liberación para muchos hombres, que se sienten responsables de un placer que ni ella misma sabe cómo producirse.
Las mujeres que no se han masturbado nunca, pueden probar a hacerlo. Tienen de esta forma la posibilidad de descubrir las zonas que le produce mayor placer tocar, recorriendo toda su piel con sus manos, sus ojos, su olfato, explorando y reconociendo las diferentes partes, y aplicando caricias suaves y rítmicas en las zonas de mayor sensibilidad al tiempo que dan rienda suelta a su imaginación...
Si una mujer aprende la forma de darse placer a sí misma (dónde tocarse, con qué ritmo, qué fantasía utilizar...) puede usar estos conocimientos para disfrutar en la relación erótica con su compañero o compañera, enseñándole cómo y de qué forma acariciarle, jugando con la masturbación en pareja... y también puede usar estos conocimientos para disfrutar en solitario, cuando lo desee.
Si a pesar de intentar todo esto, la mujer sigue teniendo dudas o continúa la ausencia de orgasmos, una la visita a un sexólogo/sexóloga puede ser una buena idea.

Miedos y sentimiento de culpa

Lo cierto es que en nuestra cultura durante mucho tiempo se ha hablado de la masturbación en términos bastante negativos, especialmente de la femenina, que se ha castigado duramente. Entre otras cosas, se decía que la masturbación en los muchachos (en las muchachas se daba por sentado que no existía) producía terribles males como los siguientes: se te seca la médula, te quedas ciego, te salen granos, no creces, te quedas sin energía, se te acaba el esperma, etcétera...
Por supuesto, todo esto es falso. La masturbación no causa problemas físicos ni psíquicos. Ni en el hombre ni por supuesto en la mujer. Y tampoco perjudica a la relación de pareja, sino más bien lo contrario.

Los únicos problemas que puede causar la masturbación son los derivados de los sentimientos de culpa que muchas veces van asociados a la misma, y que son producto de la educación que en muchos casos se ha recibido, en la que la sexualidad es vista como algo sucio, vergonzoso y condenable, que únicamente tiene sentido si lo "usamos" para tener hijos o hijas. Especialmente en las mujeres.
La masturbación no sólo no produce efectos negativos sino que tiene muchos beneficios: relaja, es una forma de liberar tensión, gozar, experimentar con el propio cuerpo, y supone un buen entrenamiento a la hora de conocer la forma de obtener placer y orgasmos. La masturbación (femenina y masculina) en muchos casos resulta beneficiosa para la vida erótica en pareja, ya que permite conocer el propio cuerpo, y saber cómo obtener orgasmos y placer.